Diario del Camino de Santiago – Dia 2

– Sant Jean Pied de Port – Roncesvalles
Vaya tela, ya estamos en Roncesvalles, diez horas de nada, la pena es que había mucha niebla. Pues nada, haciendo amigos en el camino. Una italiana, dos brasileñas, Irlanda, Bélgica, Portugal, Francia. Tenemos de todo. Las piernas van bien, los hombros también, vamos bien, haber mañana. El camino comenzó subiendo y subiendo, los primeros tramos fueron muy duros, cada uno caminaba a su aire, aunque nos juntábamos cuando había una fuente para comer algo de fruta, frutos secos, chocolate.
Yo me lo tome sin prisas y me quede a comer en el camino, el tema es que entre los dos pueblos no hay nada, y son 27 km. Pare cerca de la fuente para comer a mi aire e incluso me tumbe a dormir un poco. No tenía ninguna prisa por llegar.

Hay buen rollo con Emilio ( el Gallego ) y Nadir ( Brasil ). Yo he llegado el último de todos, ellos han comido de menú de día – pues han llegado a la hora de comer. Yo me como un bocadillo, son las 7 de la tarde, a las 8 es la misa.
Estoy donde estaba ayer, el albergue creo que tiene mas de 400 años, este reformado por dentro, con lavadoras, una cocina, una sala de lectura, buenos baños. El albergue es de piedra con muchas bóvedas en el techo y lámparas muy antiguas, como de la edad media. Todavía no soy consciente de lo que estoy haciendo.
Dicen que el primer día es el peor, espero no tener agujetas mañana, estoy cansado, estoy en la litera de arriba y podría dormirme ahora mismo. Voy con Nadir a la misa. En la misa bendicen a los peregrinos que partimos mañana.
En el bar están los canadienses y Emilio. Hablamos de montañas, y John – el peregrino canadiense en un buen español nos cuenta que le encanta la montaña, que conoce el cañón del colorado, los alpes, andes, dolomitas, pirineos. Con un 47 de pie que calza, no se le resiste nada. En el albergue estaremos alrededor de 100 peregrinos, a las 10 de la noche se apaga la luz y hay silencio total. Silencio que solo dura apenas un minuto, pues un cabron comenzó a dar unos ronquidos sobrehumanos, y se animaron algunos más, en plan concierto. Yo estaba tan cansado que me dormí bien pronto. Continua

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