Viana – Navarrete
Al poco de comenzar a caminar ya llegamos a Logroño, antes de entrar en la ciudad pasamos por una casa, hay una mujer en la puerta que nos invita a agua y fruta. Parece que la gente que me encuentro me da energía para seguir caminando.
Hemos dejado a Federica en Logroño, se regresa para Florencia, apenan las despedidas, pero el camino sigue, eso si, sigue después de recorrernos varios bares del casco viejo y comer unos pinchos bien ricos.
Voy caminando con Barbara. Espero mantener el contacto con la gente del camino, ya lo decía Federica, el camino lo da todo, también nuevas amistades.
Ahora voy muy relajado, sin preocupaciones, desconectado del mundo. Nunca me había sentido tan vivo ni tan receptivo.
Creo que puedo caminar mas kilómetros, pero mi instinto me hace parar y yo le hago caso.
Me estoy retrasando respecto a la gente que partió a la vez que yo, a muchos el tiempo les apremia y tienen que aprovechar si quieren llegar a Santiago,
sus jornadas son de 40 km. Cada uno con su vida, yo estoy haciendo mi camino, no hago el camino de nadie, y no tengo prisa por llegar a Santiago en una fecha concreta. Continua